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13 de abril de 2008
Ejercicios para desarrollar la Inteligencia Interpersonal
1. Piensa en alguien a quien te gustaría entender mejor y elige alguna situación concreta en la que te hubiera gustado poder comunicarte con esa persona de manera más eficaz.
Recuerda esa situación y repasa las ideas que se te pasaron por la cabeza, tus sentimientos en aquel momento, las cosas que dijiste y que te dijeron, tus impresiones, etc.
Ahora vuelve a recordar la misma situación, pero esta vez desde el punto de vista de la otra persona.
· Imagínate que eres esa persona
· Imagínate que te estás viendo a ti mismo desde los ojos de esa otra personal
· Entra en la piel de esa persona y imagínate sus sentimientos acerca de esa situación y acerca de ti mismo. ¿Qué pensaba esa persona¿ ¿Cuál era su punto de vista acerca de la situación?
· ¿Qué hubieras tenido que decirle y de qué manera para mejorar la comunicación entre vosotros?
· Toma nota de tus impresiones.
2. La próxima vez que estés con un grupo de personas préstale atención al número de veces que alguien interrumpe al otro a mitad de una frase para expresar sus propias ideas.
¿Qué porcentaje del tiempo se produce verdadero diálogo y en que porcentaje lo que se produce son conversaciones paralelas, cada uno contando su propia idea?.
¿Cuánta gente esta prestándole atención a la conversación para entender al otro y cuanta gente está allí para expresar sus propias ideas?
Fíjate también en tu propia manera de escuchar. Cuando alguien te cuenta algo ¿empiezas a pensar enseguida en lo que tu vas a decir o mantienes toda tu atención en lo que te cuenta el otro?
¿Qué porcentaje de tu atención está en el otro y que porcentaje está en ti mismo?
Cuando tienes algo que decir ¿sigues prestándole tu atención a las palabras del otro o te distraes y estás esperando impaciente para meter baza, deseando que el otro acabe?
3. Piensa en una situación en la que te gustaría tener más capacidad de reacción. Descríbela brevemente por escrito dentro del círculo principal.
Ahora elige uno de los personajes de los círculos laterales. Imagínate que eres ese personaje. Ponte en su piel. ¿Cómo se plantea la situación ese personaje? Desde dentro de esa piel ¿qué ves? ¿Qué oyes? ¿Qué ideas se te ocurren? ¿Qué consejos te ofrece ese personaje?
Repite la experiencia con los demás personajes hasta que hayas generado suficiente número de nuevas maneras de entender la situación.
4. Escribir una redacción describiéndote a ti mismo. En el primer párrafo descríbete tal y cómo tu te ves. En el segundo párrafo, descríbete tal y como te ve tu mejor amigo, en el tercer párrafo descríbete tal y como te vería alguien que no te conociera y se cruzase contigo en la calle.
5. Piensa en alguien a quien conozcas bien y a quien hace tiempo que no ves. Si ese amigo te escribiese una carta ¿qué te diría?
6. Pídele a tres personas distintas que lean en voz alta el mismo texto. ¿Cómo cambia el texto con las distintas voces? ¿Cuál de las tres voces te resultó más apropiada para ese texto?
Ahora lee tú el mismo texto tres veces, cambiando el tono de voz y la manera de leerlo.
7. Diga a un amigo o familiar que le exprese, real o ficticiamente sus sentimientos ante una determinada situación. Procure:
Clarificar. Con preguntas como ¿estás seguro? ¿Es así? O con frases como: me gustaría que me repitieses eso o explícame mejor esto último
Comprender. Solicitando las aclaraciones pertinentes a aquello que no haya comprendido
Aconsejar. ¿Has pensado en esta posibilidad? ¿Qué consecuencias crees que tendría lo que te propones?
8. Colóquese delante del espejo e intente explicar una idea que considera importante. Procure cambiar el sentido de esa idea con matices de la voz y gestos. Exprésela de forma irónica, seria, pícara, dulce, grave, tierna...
9. Ante una situación conflictiva en su familia o con sus amigos, intente describir el estado de ánimo de los implicados.
10. Pida a una persona querida que le exprese los aspectos negativos de su carácter. Acepte lo que sea cierto y rechace lo que no lo sea, pero siempre desde una postura de apertura y tranquilidad.
Recuerda esa situación y repasa las ideas que se te pasaron por la cabeza, tus sentimientos en aquel momento, las cosas que dijiste y que te dijeron, tus impresiones, etc.
Ahora vuelve a recordar la misma situación, pero esta vez desde el punto de vista de la otra persona.
· Imagínate que eres esa persona
· Imagínate que te estás viendo a ti mismo desde los ojos de esa otra personal
· Entra en la piel de esa persona y imagínate sus sentimientos acerca de esa situación y acerca de ti mismo. ¿Qué pensaba esa persona¿ ¿Cuál era su punto de vista acerca de la situación?
· ¿Qué hubieras tenido que decirle y de qué manera para mejorar la comunicación entre vosotros?
· Toma nota de tus impresiones.
2. La próxima vez que estés con un grupo de personas préstale atención al número de veces que alguien interrumpe al otro a mitad de una frase para expresar sus propias ideas.
¿Qué porcentaje del tiempo se produce verdadero diálogo y en que porcentaje lo que se produce son conversaciones paralelas, cada uno contando su propia idea?.
¿Cuánta gente esta prestándole atención a la conversación para entender al otro y cuanta gente está allí para expresar sus propias ideas?
Fíjate también en tu propia manera de escuchar. Cuando alguien te cuenta algo ¿empiezas a pensar enseguida en lo que tu vas a decir o mantienes toda tu atención en lo que te cuenta el otro?
¿Qué porcentaje de tu atención está en el otro y que porcentaje está en ti mismo?
Cuando tienes algo que decir ¿sigues prestándole tu atención a las palabras del otro o te distraes y estás esperando impaciente para meter baza, deseando que el otro acabe?
3. Piensa en una situación en la que te gustaría tener más capacidad de reacción. Descríbela brevemente por escrito dentro del círculo principal.
Ahora elige uno de los personajes de los círculos laterales. Imagínate que eres ese personaje. Ponte en su piel. ¿Cómo se plantea la situación ese personaje? Desde dentro de esa piel ¿qué ves? ¿Qué oyes? ¿Qué ideas se te ocurren? ¿Qué consejos te ofrece ese personaje?
Repite la experiencia con los demás personajes hasta que hayas generado suficiente número de nuevas maneras de entender la situación.
4. Escribir una redacción describiéndote a ti mismo. En el primer párrafo descríbete tal y cómo tu te ves. En el segundo párrafo, descríbete tal y como te ve tu mejor amigo, en el tercer párrafo descríbete tal y como te vería alguien que no te conociera y se cruzase contigo en la calle.
5. Piensa en alguien a quien conozcas bien y a quien hace tiempo que no ves. Si ese amigo te escribiese una carta ¿qué te diría?
6. Pídele a tres personas distintas que lean en voz alta el mismo texto. ¿Cómo cambia el texto con las distintas voces? ¿Cuál de las tres voces te resultó más apropiada para ese texto?
Ahora lee tú el mismo texto tres veces, cambiando el tono de voz y la manera de leerlo.
7. Diga a un amigo o familiar que le exprese, real o ficticiamente sus sentimientos ante una determinada situación. Procure:
Clarificar. Con preguntas como ¿estás seguro? ¿Es así? O con frases como: me gustaría que me repitieses eso o explícame mejor esto último
Comprender. Solicitando las aclaraciones pertinentes a aquello que no haya comprendido
Aconsejar. ¿Has pensado en esta posibilidad? ¿Qué consecuencias crees que tendría lo que te propones?
8. Colóquese delante del espejo e intente explicar una idea que considera importante. Procure cambiar el sentido de esa idea con matices de la voz y gestos. Exprésela de forma irónica, seria, pícara, dulce, grave, tierna...
9. Ante una situación conflictiva en su familia o con sus amigos, intente describir el estado de ánimo de los implicados.
10. Pida a una persona querida que le exprese los aspectos negativos de su carácter. Acepte lo que sea cierto y rechace lo que no lo sea, pero siempre desde una postura de apertura y tranquilidad.
Inteligencia Interpersonal
La inteligencia interpersonal es la capacidad de entender a otras personas, interactuar con ellos y entablar empatía. Poder comprender qué le sucede a otra persona en determinado momento y actuar de manera apropiada en relación con los estados de ánimo.
Esta inteligencia permite comprender a los demás y comunicarse con ellos, teniendo en cuenta sus diferentes estados de ánimo, temperamentos, motivaciones y habilidades. Incluye la capacidad para establecer y mantener relaciones sociales y para asumir diversos roles dentro de grupos, ya sea como un miembro más o como líder.
Este tipo de inteligencia la podemos detectar en personas con habilidades sociales definidas, políticos, líderes de grupos sociales o religiosos, docentes, terapeutas y asesores educativos. Y en todos aquellos individuos que asume responsabilidades y muestran capacidad para ayudar a otros.
Quienes poseen inteligencia interpersonal son populares, tienen muchos amigos, mantienen una buena relación con sus compañeros de trabajo y con la gente que los rodea en general. Les resulta sencillo captar las necesidades ajenas y reaccionar en consecuencia.
La inteligencia interpersonal se basa en el desarrollo de dos grandes tipos de capacidades, la empatía y la capacidad de manejar las relaciones interpersonales.
La empatía:
La empatía es el conjunto de capacidades que nos permiten reconocer y entender las emociones de los demás, sus motivaciones y las razones que explican su comportamiento.
La empatía supone que entramos en el mundo del otro y vemos las cosas desde su punto de vista, sentimos sus sentimientos y oímos lo que el otro oye. La capacidad de ponerse en el lugar del otro no quiere decir que compartamos sus opiniones, ni que estemos de acuerdo con su manera de interpretar la realidad. La empatía no supone tampoco simpatía. La simpatía implica una valoración positiva del otro, mientras que la empatía no presupone valoración alguna del otro.
Una de las claves a tener en cuenta para generar empatía es prestar mucha atención al lenguaje no verbal: tono de voz, expresiones de la cara, movimientos del cuerpo, gestos, etc.
Vivir el valor de la empatía es algo sencillo si nos detenemos a pensar un poco en los demás y en consecuencia, aprenderemos a actuar favorablemente en todas las circunstancias. Por eso, debemos estar pendientes y cuidar los pequeños detalles que reafirmarán este valor en nuestra persona:
· Procura sonreír siempre, esto genera un ambiente de confianza y cordialidad.
· Primeramente considera como importantes los asuntos de los demás y después los propios. Después de haber escuchado, la persona que se ha acercado a ti seguramente tendrá la capacidad de entender tu situación y estado de ánimo, por lo cual estará dispuesta a ayudarte.
· No hagas un juicio prematuro de las personas porque te hace cambiar tu disposición interior.
· Si no tienes tiempo o es un mal momento, exprésalo con cortesía y delicadeza -que también es empatía- y las personas se sentirán igualmente atendidas.
La capacidad de manejar las relaciones interpersonales:
Cuando entendemos al otro, su manera de pensar, sus motivaciones y sus sentimientos podemos elegir la manera más adecuada de presentarle nuestro mensaje. La misma cosa se puede decir de muchas maneras. Saber elegir la manera adecuada y el momento justo es la marca del gran comunicador.
La capacidad de comunicarnos es la que nos permite organizar grupos, negociar y establecer conexiones personales.
Ponerse en el lugar del otro:
Piensa en alguien a quien te gustaría entender mejor y elige alguna situación concreta en la que te hubiera gustado poder comunicarte con esa persona de manera más eficaz.
Recuerda esa situación y repasa las ideas que se te pasaron por la cabeza, tus sentimientos en aquel momento, las cosas que dijiste y que te dijeron, tus impresiones, etc.
Ahora vuelve a recordar la misma situación, pero esta vez desde el punto de vista de la otra persona.
1. Imagínate que eres esa persona
2. Imagínate que te estás viendo a ti mismo desde los ojos de esa otra personal
3. Entra en la piel de esa persona e imagínate sus sentimientos acerca de esa situación y acerca de ti mismo. ¿Qué pensaba esa persona? ¿Cuál era su punto de vista acerca de la situación?
4. ¿Qué hubieras tenido que decirle y de qué manera para mejorar la comunicación entre vosotros?
5. Toma nota de tus impresiones.
Aprende a escuchar:
La próxima vez que estés con un grupo de personas préstale atención al número de veces que alguien interrumpe al otro a mitad de una frase para expresar sus propias ideas.
¿Qué porcentaje del tiempo se produce verdadero diálogo y en que porcentaje lo que se produce son conversaciones paralelas, cada uno contando su propia idea?
¿Cuánta gente esta prestándole atención a la conversación para entender al otro y cuanta gente está allí para expresar sus propias ideas?
Fíjate también en tu propia manera de escuchar. Cuando alguien te cuenta algo ¿empiezas a pensar enseguida en lo que tú vas a decir o mantienes toda tu atención en lo que te cuenta el otro?
¿Qué porcentaje de tu atención está en el otro y que porcentaje está en ti mismo?
Cuando tienes algo que decir ¿sigues prestándole tu atención a las palabras del otro o te distraes y estás esperando impaciente, deseando que el otro acabe?
Esta inteligencia permite comprender a los demás y comunicarse con ellos, teniendo en cuenta sus diferentes estados de ánimo, temperamentos, motivaciones y habilidades. Incluye la capacidad para establecer y mantener relaciones sociales y para asumir diversos roles dentro de grupos, ya sea como un miembro más o como líder.
Este tipo de inteligencia la podemos detectar en personas con habilidades sociales definidas, políticos, líderes de grupos sociales o religiosos, docentes, terapeutas y asesores educativos. Y en todos aquellos individuos que asume responsabilidades y muestran capacidad para ayudar a otros.
Quienes poseen inteligencia interpersonal son populares, tienen muchos amigos, mantienen una buena relación con sus compañeros de trabajo y con la gente que los rodea en general. Les resulta sencillo captar las necesidades ajenas y reaccionar en consecuencia.
La inteligencia interpersonal se basa en el desarrollo de dos grandes tipos de capacidades, la empatía y la capacidad de manejar las relaciones interpersonales.
La empatía:
La empatía es el conjunto de capacidades que nos permiten reconocer y entender las emociones de los demás, sus motivaciones y las razones que explican su comportamiento.
La empatía supone que entramos en el mundo del otro y vemos las cosas desde su punto de vista, sentimos sus sentimientos y oímos lo que el otro oye. La capacidad de ponerse en el lugar del otro no quiere decir que compartamos sus opiniones, ni que estemos de acuerdo con su manera de interpretar la realidad. La empatía no supone tampoco simpatía. La simpatía implica una valoración positiva del otro, mientras que la empatía no presupone valoración alguna del otro.
Una de las claves a tener en cuenta para generar empatía es prestar mucha atención al lenguaje no verbal: tono de voz, expresiones de la cara, movimientos del cuerpo, gestos, etc.
Vivir el valor de la empatía es algo sencillo si nos detenemos a pensar un poco en los demás y en consecuencia, aprenderemos a actuar favorablemente en todas las circunstancias. Por eso, debemos estar pendientes y cuidar los pequeños detalles que reafirmarán este valor en nuestra persona:
· Procura sonreír siempre, esto genera un ambiente de confianza y cordialidad.
· Primeramente considera como importantes los asuntos de los demás y después los propios. Después de haber escuchado, la persona que se ha acercado a ti seguramente tendrá la capacidad de entender tu situación y estado de ánimo, por lo cual estará dispuesta a ayudarte.
· No hagas un juicio prematuro de las personas porque te hace cambiar tu disposición interior.
· Si no tienes tiempo o es un mal momento, exprésalo con cortesía y delicadeza -que también es empatía- y las personas se sentirán igualmente atendidas.
La capacidad de manejar las relaciones interpersonales:
Cuando entendemos al otro, su manera de pensar, sus motivaciones y sus sentimientos podemos elegir la manera más adecuada de presentarle nuestro mensaje. La misma cosa se puede decir de muchas maneras. Saber elegir la manera adecuada y el momento justo es la marca del gran comunicador.
La capacidad de comunicarnos es la que nos permite organizar grupos, negociar y establecer conexiones personales.
Ponerse en el lugar del otro:
Piensa en alguien a quien te gustaría entender mejor y elige alguna situación concreta en la que te hubiera gustado poder comunicarte con esa persona de manera más eficaz.
Recuerda esa situación y repasa las ideas que se te pasaron por la cabeza, tus sentimientos en aquel momento, las cosas que dijiste y que te dijeron, tus impresiones, etc.
Ahora vuelve a recordar la misma situación, pero esta vez desde el punto de vista de la otra persona.
1. Imagínate que eres esa persona
2. Imagínate que te estás viendo a ti mismo desde los ojos de esa otra personal
3. Entra en la piel de esa persona e imagínate sus sentimientos acerca de esa situación y acerca de ti mismo. ¿Qué pensaba esa persona? ¿Cuál era su punto de vista acerca de la situación?
4. ¿Qué hubieras tenido que decirle y de qué manera para mejorar la comunicación entre vosotros?
5. Toma nota de tus impresiones.
Aprende a escuchar:
La próxima vez que estés con un grupo de personas préstale atención al número de veces que alguien interrumpe al otro a mitad de una frase para expresar sus propias ideas.
¿Qué porcentaje del tiempo se produce verdadero diálogo y en que porcentaje lo que se produce son conversaciones paralelas, cada uno contando su propia idea?
¿Cuánta gente esta prestándole atención a la conversación para entender al otro y cuanta gente está allí para expresar sus propias ideas?
Fíjate también en tu propia manera de escuchar. Cuando alguien te cuenta algo ¿empiezas a pensar enseguida en lo que tú vas a decir o mantienes toda tu atención en lo que te cuenta el otro?
¿Qué porcentaje de tu atención está en el otro y que porcentaje está en ti mismo?
Cuando tienes algo que decir ¿sigues prestándole tu atención a las palabras del otro o te distraes y estás esperando impaciente, deseando que el otro acabe?
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